José Rodríguez Carballeira (Betanzos, 14 de diciembre de 1895 – Barcelona, 24 de octubre de 1954), conocido como Pepito Arriola, fue un músico gallego que destacó fundamentalmente como pianista, pero también como compositor y violinista.[1][2] Recordado ante todo por ser un niño prodigio, fue conocido internacionalmente como el «Mozart español».[3]
Pepito Arriola | ||
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![]() | ||
Información personal | ||
Nacimiento |
14 de diciembre de 1896 ![]() Betanzos (España) ![]() | |
Fallecimiento |
24 de octubre de 1954 ![]() Barcelona (España) ![]() | |
Nacionalidad | Española | |
Información profesional | ||
Ocupación |
Pianista ![]() | |
Instrumento |
Piano ![]() | |
Hijo de soltera de Josefa Rodríguez Carballeira, fue inscrito en el registro en Betanzos con los apellidos de su madre por no tener padre conocido, de tal modo que siempre fue conocido por el segundo apellido de su abuelo materno, de origen vasco. Cuando su madre se trasladó a Madrid, se quedó a cargo de la hermana de esta, Aurora Rodríguez Carballeira, que fue quien le educó. Tras descubrir sus habilidades, la madre lo reclamó y se lo llevó a Madrid en noviembre de 1899, donde comienza una fulgurante carrera como pianista.[4]
Su primer concierto se celebró el 4 de diciembre de 1899 en la casa de los señores Montano, asistiendo unas 300 personas e incluyendo en el programa la Marcha real y la Alborada de Pascual Veiga. Tocó en el Ateneo el 2 de febrero de 1900 y ofreció un concierto con seis obras propias ese mismo año en el Palacio Real. La reina regente, María Cristina, lo apadrina y paga sus estudios musicales. La madre y el hijo se trasladaron a Alemania en 1902. Estudió en el conservatorio de Berlín con Richard Strauss y tocó con la Filarmónica de Berlín bajo la dirección de Arthur Nikisch, siendo elegido pianista de la corte de Guillermo II. Dio giras por todo el mundo con enorme éxito, incluyendo los Estados Unidos (Metropolitan y Carnegie Hall entre otros) y una extensa gira por Cuba en 1910. Fue una de las figuras de la música alemana de la época, hasta que en 1946 tuvo que volver a España, donde no volvió a tener el mismo éxito de antaño y siempre sería «Pepito, el niño prodigio».
Póstumamente se descubrieron once obras escritas en Barcelona tras su regreso:
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