Valentín Metón (Tafalla, 1810 - Zaragoza, 8 de septiembre de 1860) fue un compositor y maestro de capilla español.[1][2][3]
Valentín Metón | ||
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Maestro de capilla de la Catedral del Pilar de Zaragoza | ||
1835-1859 | ||
Predecesor | Antonio Ibáñez | |
Sucesor | Hilario Prádanos | |
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Información personal | ||
Nacimiento |
1810 ![]() Tafalla (España) ![]() | |
Fallecimiento |
8 de septiembre de 1860 ![]() Zaragoza (España) ![]() | |
Nacionalidad | Española | |
Educación | ||
Alumno de | ||
Información profesional | ||
Ocupación |
Compositor, organista y maestro de capilla ![]() | |
Empleador |
Catedral-Basílica de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza (1835-1859) ![]() | |
Se formó en Tafalla como niño del coro con Nicolás Ledesma, maestro de capilla y organista aragonés. Posteriormente ampliaría sus estudios en El Pilar de Zaragoza con el maestro Antonio Ibáñez, en el que aprendería composición, y con Ramón Ferreñac, con el que estudiaría órgano. Allí trabajó de copiante de música.[1]
Realizó sin éxito las oposiciones a organista de la Catedral de Pamplona —donde fue segundo— y a la iglesia de Estella, ambos en 1832.[1]
El 14 de diciembre de 1832 aparece la noticia del fallecimiento de Ramón Ferreñac, organista primero de El Pilar, en las actas capitulares. Las oposiciones, organizadas el 9 de marzo de 1833, fueron ganadas por Metón, que ejercería el cargo hasta su muerte en 1860. [1] El 20 de febrero de 1835 se concedió la jubilación al maestro Ibáñez, por lo que se hicieron gestiones para traer al prestigioso maestro Hilarión Eslava de la Catedral de Sevilla a Zaragoza para ocupar el cargo. Las actas capitulares refieren el 14 de marzo de 1835 que Eslava aceptaría gustoso el nombramiento, pero nunca se llegó a llevar a cabo. Ese mismo 1835 a Metón se le unió a su cargo de organista primero el de maestro de capilla, que ejerció hasta 1859.[1][4]
Fue uno de los organistas más competentes y respetados del siglo XIX español.[1][3] Las enseñanzas de Ferreñac hacían hincapié en la improvisación, por lo que sus alumnos, como Ledesma o Metón, tenían fama de excelentes improvisadores.[5]
Hilarión Eslava publicó alguna obra de Metón en su Museo orgánico,[6][3] concretamente seis versos y una Elevación.[7]
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