María Elvira Zúñiga Correa (Villa Purificación, Jalisco, 21 de agosto de 1910-Ciudad de México, 18 de noviembre de 1990), conocida como Olivia Zúñiga, fue una poeta, novelista y periodista mexicana.
Olivia Zúñiga | ||
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Información personal | ||
Nombre de nacimiento | María Elvira Zúñiga Correa | |
Nacimiento |
21 de agosto de 1910![]() | |
Fallecimiento |
1990 Ciudad de México | |
Nacionalidad | Mexicana | |
Familia | ||
Padres |
Eugenio Zúñiga Trinidad Correa González Hermosillo | |
Cónyuge | Francisco Martínez Núñez y Heliodoro Rojas | |
Hijos | 2 | |
Información profesional | ||
Ocupación | poetisa, novelista | |
Sus padres fueron el general revolucionario Eugenio Zúñiga, quien ha dado nombre a Tlajomulco de Zúñiga, y la zacatecana Trinidad Correa González Hermosillo.
Autodidacta y huérfana de padre, desde los dos o tres años de edad quedó bajo el cuidado de un tío materno, el presbítero Rafael Guillermo Correa González Hermosillo, quien se la llevó a vivir a Tenamaxtlán, Jalisco.
En 1930, el general Lázaro Cárdenas, quien había formado parte del Estado Mayor del general Eugenio Zúñiga en 1914,[1] la llevó a vivir a la Ciudad de México. Olivia, de extraordinaria belleza, en 1942 se encontraba estudiando arte dramático con el maestro japonés Seki Sano.
Su primera obra fue impresa en 1947, un volumen de poesía que tituló Amante imaginado, prologado por el académico español Luis Fernández Ardavín.
En los decenios de 1950 y 1960 colaboró en las revistas tapatías Ariel, de Emmanuel Carballo; Et Caetera, de Adalberto Navarro Sánchez, y Summa y Xallixtlico, de Arturo Rivas Sainz, y en las capitalinas Fuensanta y México en la Cultura.
Asimismo, escribió para los lectores del diario Excélsior, Suplemento de Novedades y El Nacional.
Fue la primera persona en recibir el Premio de Literatura Jalisco, en 1950, por su novela Retrato de una niña triste.
En 1954 fue invitada a participar dentro de la Exposicion del Libro Mexicano celebrada en la Universidad de la Sorbona de París, la Canning House en Londres y en la Société Européenne de Culture agregada a la Bienal de Venecia.
En 1958 recibió la Medalla José María Vigil.
"Olivia me parecía una mujer guapa y desenvuelta, sabia en los menesteres del amor y dueña de un atractivo muy especial: vivir en la Ciudad de México, donde conocía a escritores a quien nosotros concedíamos un prestigio mayor (…) Gracias a ella, pensábamos, se nos abrirían los centros de poder literario de la capital de la república. Olivia colaboró en ariel y me condujo a ciertas lecturas importantes."[2]
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